30/10/2025

La beatificación de Gaudí, y la visita del papa León a Barcelona

¿Vendrá el Papa a Barcelona para beatificar a Antoni Gaudí? El sueño de muchos, trabajado durante años por los responsables de la Sagrada Familia y del Arzobispado de Barcelona, puede convertirse en realidad. Con una fecha en el horizonte: 10 de junio de 2026, el día en que se cumplen los cien años de la muerte del arquitecto de Dios. Una decisión que uniría a tres pontífices: Benedicto XVI, que inauguró el templo en noviembre de 2010; Francisco, cuya última decisión como Papa, el 14 de abril, fue declararlo ‘Venerable’, y León, que podría dar un último ‘rugido’ y elevarlo, desde la cripta, a los altares.

León XIV ya ha sido invitado, por la Generalitat, por el patronato, por el cardenal Omella… Y lo está pensando. Acudir a la magnífica basílica para presidir la coronación de la torre de Jesucristo, la última de los 18 picos que soñó Gaudí.

Antes, el 30 de noviembre, se cumplirán cien años de la finalización de la Torre de San Bernabé, la primera que el genio vio concluida en vida. Una torre especial, única, protagonista de mi última novela, ‘El aprendiz de Gaudí’ (Esfera de los Libros), y que resume la visión trascendente, y profundamente basada en el Evangelio y la realidad en que nació Jesús. Una auténtica catequesis en piedra, que León XIV quiere conocer, vivir, rezar dentro de la fachada del Nacimiento, la más ‘gaudiniana’ de las diseñadas por el arquitecto.

Y es que, como ocurría con las grandes catedrales góticas (Notre Dame, Burgos, León, Ruan…), la Sagrada Familia de Gaudí es un templo donde cualquier fiel puede, con solo una mirada, advertir la belleza de la Creación, pasear por la historia de la Salvación y maravillarse con la grandeza del Evangelio. Tanto en el exterior, con las 18 torres alzándose hacia el cielo, y una simbología imposible de atrapar, como en el interior, con el árbol de columnas helicoidales y el milagro de la luz, que llama a la oración, al recogimiento y a ir siempre más allá. Como siempre quiso Gaudí. ¿Lo veremos en los altares? Sin duda alguna, ya está en la posteridad.